Vistas de página en total

miércoles, 30 de agosto de 2017

LA DIGNIDAD HUMANA EN TIEMPOS DE HUELGA DEL MAGISTERIO NACIONAL


Se constata diversos cuadros significativos como tildar a los maestros(as) de violentos o vinculados a movimientos terroristas y sin pruebas por el ministro del interior, una prensa y televisión direccionada a desprestigiar al colegiado de educadores del Perú, una ministra de educación ciega y sorda al clamor del pueblo que pide dialogo y atención a sus demandas; por otro lado, la Policía Nacional del Perú  desatando su furia con bombas lacrimógenas, arrogando agua helada en pleno invierno con el famoso pinochito; maestros caídos en la pista, otros gritando desesperadamente auxilio y ayuda, en esa línea de represión  ahora se anuncia con bombos y platillos despidos, descuentos y procesos administrativos,  normas de represión y confrontación entre docentes y directores.

 Al ver todos estos hechos que han sufrido los maestros y maestras duele el corazón porque afectó su cuerpo físico, psicológico, moral y espiritual, en una palabra la VIDA de cada ser humano y que viene de Dios (Gen 1,1ss). Los valores fundamentales de la vida social y de la democracia como la justicia, libertad, verdad y caridad  han sido gravemente transgredidas por las autoridades quienes tienen que velar por el bien común de sus habitantes y no de intereses  particulares. A pesar de todo ello, los padres de familia, sociedad civil  y  estudiantes valoran la vida del maestro  con el valor  bello y hermoso de  la solidaridad en tiempos  de oscuridad, porque se defiende  la dignidad y los derechos fundamentes de la persona consagrada en la constitución  política del Perú y en los Santos Evangelios.

 La vida del magisterio nacional, de los niños, padres de familia y sociedad civil ha quedada herida y lastimada por las autoridades implicadas en este proceso y deberían tener el compromiso político, ciudadano y cristiano de buscar  la justicia social, y reconciliación a fin de sanar las heridas de cada maestro(a), para   que vuelva la esperanza, paz, alegría  a las familias de los maestros y la  motivación de seguir  edificando un país grande teniendo como base los valores cristianos, ética, que tanto demanda la sociedad , para dar respuesta desde la educación a la corrupción y otros problema sociales.          

Por Carlos Santisteban LLonto. Docente (30.8.17) educarlos67@yahoo.es