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miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA MISERICORDIA DE DIOS PARA CON SUS HIJOS E HIJAS Mt 18,21-35

El Evangelio de Mateo nos cuenta que un Rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados. Uno de ellos le debía diez mil monedas de oro, pero como no tenía con que pagar, le suplico al rey que le perdonara la deuda. El rey le perdona todo lo que le debía (…) Conviene preguntarnos ¿Cómo hacer realidad la misericordia de Dios en contexto de hoy?

En mundo de hoy vemos  situaciones de guerra y conflictos entre países, así mismo percibimos  en la sociedad hechos de violencia organizada, por otro lado en las familias y centros de trabajo constatamos rencores y odios; estos hechos demandan con urgencia una educación para el perdón y la reconciliación, por tanto; se trata de un bien común para todos.

Mateo nos propone obtener la misericordia de Dios, es decir el perdón de los pecados cometidos contra EL y él prójimo, para ello es necesario preparar la mente y el corazón de los niños, jóvenes y adultos porque para unos es muy difícil perdonar las ofensas de sus hermanos o hermanas y para otros toma tiempo hacerse al sacramento de la reconciliación o la confesión.

Jesús ha instituido un hermoso sacramento para todos sus hijos e hijas que han cometido pecado después del bautismo aquí tenemos una muestra del amor de Dios y de  cercanía con el   ser que ha creado porque Dios quiere que todos los seres humanos vivamos felices y en libertad, queda entonces en desafió de asumir el perdón en nuestras vidas para curar las heridas del corazón con el amor de Dios. 

 En las familias, centros de trabajo, instituciones educativas,  medios de comunicación deberían estar presentes temas del perdón o reconciliación porque necesitamos familias y una sociedad reconciliada con Dios  y el prójimo, para ello es necesario tener apertura, disposición con el fin de ser mejores personas. Tenemos que mirar a Jesús para animarnos a perdonar y ser perdonados: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen” en otro momento Jesús no dice: “Tus pecados son perdonados”.


 A  modo de cierre podemos decir que el mundo de rencores y conflictos debe ser iluminado con la misericordia de Dios, asumamos esta noble tarea.
Mg. Carlos Santisteban