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domingo, 30 de agosto de 2015

AMAR A DIOS CON TODO NUESTRO SER



Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

El Evangelio de Marco nos cuenta que un grupo de fariseos observaron que los discípulos de Jesús comían sin lavarse las manos. Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores"? Él contesto: / "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: / "Este pueblo me honra con los labios, / pero su corazón está lejos de mí.
El mundo de hoy enseña a amar  lo material, lo pasajero y efímero de la vida, por eso vemos cada día que los hombres y mujeres dedican muchas horas de su vida a conseguir bienes materiales y presumir de propiedades ciertamente los bienes materiales son necesarios para vivir, pero lo malo está en que las personas ponen su corazón solo en lo material y olvidándose del ser Divino y transcendente que nos da la vida y la existencia.
En este sentido los hombres y mujeres de hoy nos alejamos de Dios, de su Palabra, la Oración diaria, de la participación de la Santa Misa,  del amor al prójimo-vemos con mucha tristeza una cultura de muerte en todos los medios de comunicación social- en una palabra el ser humano está tomando el camino del egoísmo.
El evangelio de Marcos nos invita a volver la mirada a Dios, a iniciar una nueva experiencia espiritual  en nuestras vidas, a saber interpretar los signos de los tiempos con los ojos y oídos  de la fe, para acercarme cada día al ser divino y poco a poco amarle todos los días. Para ello necesitamos que empecemos de nuevo es decir conociendo a Jesucristo cada día en la lectura asidua de la Palabra de Dios, allí Jesús se nos presenta como un amigo, hermano, padre que está en las buenas y males con nosotros sus hijos e hijas; como dice el dicho “ Para amar a Dios es necesario conocerle”
Orar para mantener vivo el amor a Dios, a partir de un texto bíblico reflexionando y confrontándolo con la realidad de hoy para descubrir cuál es la voluntad de Dios, asumir compromisos con la justicia, la verdad, el medio ambiente, los derechos humanos, las decisiones políticas que toman los gobernantes, con la ética política para responder como buenos cristianos y ciudadanos a la luz del encuentro con Dios en la oración personal y comunitaria.  A modo de conclusión podemos decir que amar a Dios es una decisión de leer su Palabra para conocerle cada día, orar siempre  para mantener vivo  el amor de Dios y amar al prójimo como medida del amor  a Dios.

Carlos Jorge Santisteban LLonto. Docente ULADECH-SPES (28.8.15)