El
Evangelio de Lucas nos narra que Jesús junto a sus discípulos subió a lo alto
de la montaña para orar. Y, mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió, (…) es decir se trata de la transfiguración del Señor. Conviene
plantearnos algunas interrogantes ¿Cuándo y dónde se manifiesta Dios?, ¿Dios se
sigue manifestando hoy a la humanidad?. Dios se manifiesta cada día al darnos
la vida, la familia, el trabajo, la salud, una buena noticia; en los buenos
deseos del corazón y los buenos pensamientos. Pero también Dios se manifiesta
en las necesidades de los hermanos y hermanas, que pasan hambre, sed, en los enfermos,
en los niños y niñas que no tienen posibilidades de ir al colegio o en los
jóvenes que no encuentran posibilidades de trabajo, estudio, o que han perdido
el sentido a sus vidas. Toca a cada uno de nosotros descubrir la manifestación
de Dios en la realidad concreta con los ojos y oídos de la fe. La oración es un excelente medio para
encontrarse cada día con Jesús, ahí el
discípulo(a) se encuentra con su Maestro. En ese encuentro Jesús se manifiesta
misericordioso, sanador, paciente; en otros momentos pide un cambio de vida,
ser mejores discípulos(as), buscar el bien común de la sociedad. Pedro, Juan y
Santiago experimentaron en sus vidas la presencia de Dios, un regalo
maravilloso que transformó sus vidas y para siempre. Como discípulos(as) estamos llamados a orar
cada día, para alimentarnos del amor de Dios, de su ternura, paciencia; de los
valores como justicia, paz, verdad,
caridad, libertad; de actitudes como coraje
o valor profético para anunciar a Jesucristo a tiempo y a destiempo al juicio
del apóstol San Pablo. Para manifestar
la grandeza de Dios a nuestros hermanos y hermanas que aún no le conocen. El discípulo(a) tiene que hacer
creíble la grandeza de Dios con el testimonio de vida. La comunidad de hoy
necesita de testigos de la grandeza de Dios y sus diversas manifestaciones.
La invitación del Evangelio de Lucas es descubrir la
manifestación de Dios en oración, en los
hermanos(as) y en la comunidad, Dios allí se
manifiesta. Este encuentro tiene que afectar la vida del discípulo(a) en
el conocimiento cada día de Dios en las Sagradas Escrituras, nadie ama lo que
no conoce dice un refrán. Sin lugar a dudas encontrarnos con Jesús nos llena de paz
interior, amor, felicidad y muchas bendiciones en nuestra vida personal,
familiar, profesional, y apostólica. A modo
de cierre podemos decir que Dios se manifiesta cada día en la vida diaria, en
los hermanos(as) y en las necesidades de la comunidad, ahora nos toca
manifestar el amor de Dios en el contexto que nos toca vivir.
Mg Carlos Jorge Santisteban LLonto (docente
Dacir ULADECH-Chimbote) 28.2.13