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sábado, 13 de septiembre de 2014

LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ (Jn 3,13-17)

El Evangelio de Juan nos cuenta que Jesús dijo a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna (…) Conviene reflexionar en el siguiente enunciado ¿Cuál es la relación entre Jesús y la cruz?

Jesús ha pasado por experiencias difíciles desde su nacimiento, cuando Herodes manda matar a todos los niños hasta la muerte en la Cruz. Hoy en día Cristo sigue sufriendo en las personas que  pasan por situaciones muy difíciles como los niños que sufren de tuberculosis, anemia; jóvenes que trabajan en condiciones laborales complicados y sin el reconocimiento a todos sus derechos; por otro lado, sufrimos los efectos de la contaminación sonora del transporte público cada vez con mayor intensidad.

El Evangelio de Juan nos hace un llamado a todos los creyentes y hombres y mujeres de buena voluntad a unirnos a Jesús para cambiar está  realidad y redimirla desde el horizonte de Jesucristo, es decir exaltar la cruz quiere decir mejorar la calidad de vida de nuestros hermanos y hermanas, además proteger el medio ambiente. Así mismo, orar por la paz, perdonar a los que nos ofenden, luchar por la justicia. En este caminar Jesús está con nosotros, animándonos y alentándonos.

Exaltar quiere decir reflexionar sobre nuestras debilidades, pecados, sobre lo que hemos sembrado o estamos sembrando, es decir revisar nuestra  trayectoria de vida: valores, principios, sentimientos, ideales, creencias;  espiritualidad, la alegría de la fe, los encuentros con Dios en la oración,  la celebración comunitaria, la familia, nuestra relación con la Iglesia con el fin de ser mejores cristianos, personas y ciudadanos en este sentido tenemos hermanos y hermanas que han sido elevados a los altares como ejemplos de vida cristiana porque vieron en la cruz y en Cristo un proyecto de vida.

Jesús con su resurrección  venció la muerte para darnos vida, amor, esperanza, para ser testigos valientes de la fe. Es la respuesta grandiosa de Dios al mundo con  misericordia,  bondad, salvación. En este sentido la cruz debe motivarnos a edificar y  construir  comunidades eclesiales unidas a Cristo y  a la iglesia  a fin que todos los hombres se salven del pecado y lleguen al conocimiento de Dios. 
A modo de cierre podemos decir que nuestras experiencias de vida sobre todo las más difíciles son las cruces que llevamos, pero con Cristo en la resurrección las vencemos. ¡Jesús ayúdanos a resucitar contigo!

Mg. Carlos Jorge Santisteban LLonto  Docente. ULADECH CATÓLICA -SPES

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA MISERICORDIA DE DIOS PARA CON SUS HIJOS E HIJAS Mt 18,21-35

El Evangelio de Mateo nos cuenta que un Rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados. Uno de ellos le debía diez mil monedas de oro, pero como no tenía con que pagar, le suplico al rey que le perdonara la deuda. El rey le perdona todo lo que le debía (…) Conviene preguntarnos ¿Cómo hacer realidad la misericordia de Dios en contexto de hoy?

En mundo de hoy vemos  situaciones de guerra y conflictos entre países, así mismo percibimos  en la sociedad hechos de violencia organizada, por otro lado en las familias y centros de trabajo constatamos rencores y odios; estos hechos demandan con urgencia una educación para el perdón y la reconciliación, por tanto; se trata de un bien común para todos.

Mateo nos propone obtener la misericordia de Dios, es decir el perdón de los pecados cometidos contra EL y él prójimo, para ello es necesario preparar la mente y el corazón de los niños, jóvenes y adultos porque para unos es muy difícil perdonar las ofensas de sus hermanos o hermanas y para otros toma tiempo hacerse al sacramento de la reconciliación o la confesión.

Jesús ha instituido un hermoso sacramento para todos sus hijos e hijas que han cometido pecado después del bautismo aquí tenemos una muestra del amor de Dios y de  cercanía con el   ser que ha creado porque Dios quiere que todos los seres humanos vivamos felices y en libertad, queda entonces en desafió de asumir el perdón en nuestras vidas para curar las heridas del corazón con el amor de Dios. 

 En las familias, centros de trabajo, instituciones educativas,  medios de comunicación deberían estar presentes temas del perdón o reconciliación porque necesitamos familias y una sociedad reconciliada con Dios  y el prójimo, para ello es necesario tener apertura, disposición con el fin de ser mejores personas. Tenemos que mirar a Jesús para animarnos a perdonar y ser perdonados: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen” en otro momento Jesús no dice: “Tus pecados son perdonados”.


 A  modo de cierre podemos decir que el mundo de rencores y conflictos debe ser iluminado con la misericordia de Dios, asumamos esta noble tarea.
Mg. Carlos Santisteban