Jesús
antes de partir al Padre reunió a sus discípulos y les encargo una misión:
“Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos…” Así lo
expresa el evangelio de Mateo 28,19-20. La tarea es para todos los hombres y mujeres
de llevar el mensaje de salvación a todos aquellos que aún no le conocen y
tengan conocimiento de Dios. Cada Bautizado tiene esta noble tarea de ganar
almas para Dios es decir conozcan a Dios, le amen, y le sigan como sus
discípulos y misioneros en el contexto donde se desarrollen.
Conviene
precisar la definición de evangelización a la luz del magisterio de la iglesia.
Según Pablo VI (1975), evangelización significa
para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y,
con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad. La
finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si
hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería decir que la Iglesia
evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama , trata
de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres,
la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos.
Desde
esta perspectiva del Papa Pablo VI evangelizar entonces es llevar la palabra de
Dios a toda la humanidad, para renovarla y transformarla. Este es el reto y
desafió para todos los cristianos hombres y mujeres de hoy, sacerdotes, religiosas
(os) , obispos y junto al Papa, cabeza de la Iglesia. La presencia del Espíritu
Santo en la tarea evangelizadora es fundamental para la renovación y el cambio
interior de las personas.
Para
Juan Pablo II (2000), la evangelización
es proponer a Jesús a todos, dar a conocer las exigencias del evangelio
con el propósito que conozcan a Dios, le amen y le sigan como sus
discípulos. Ejemplo de evangelización ha
sido él mismo papa, llevaba el mensaje de Dios, a todos los sectores de la vida
social, política, económica, cultural, religiosa, y educativa de todos los
países donde visitaba. La evangelización realizada por el papa ha permitido a
un acercamiento a Dios, a otros a un conocimiento más profundo de la doctrina
católica y de Dios; a otros pueblos con los principios del evangelio ha
impulsado nuevas reformas o políticas de gobierno teniendo como centro a la persona y su
dignidad.
A modo de resumen
podemos decir que evangelizar es llevar la palabra de Dios con la finalidad que
los hombres y mujeres conozcan a Dios, le amen y le sigan, pero también se
renueven permanentemente y se conviertan cada día al Señor. En palabras del
papa Francisco, la evangelización es “ir
más allá de si misma” “una evangelización llevada a las periferias”. Finalmente
la evangelización debe tener como base la relación profunda con Dios en la
oración, caridad, verdad y la santidad.
Etapas de la evangelización
La evangelización
como proceso está estructurado en etapas o momentos esenciales: misionera,
catequética y pastoral.
La etapa
misionera está dirigida para los no creyentes y para los que viven en la
indiferencia religiosa. Tiene que ver con las preguntas al sentido de la vida,
la experiencia de las limitaciones y contradicciones de la condición humana, la
ubicación de la pregunta religiosa y la conversión inicial; cuando la persona y
el grupo tiene estas inquietudes la propuesta de Jesús y del discipulado es mejor comprendida
y aceptada. (Garcia, s/f).
La sociedad de
hoy a pesar de vivir en una situación de indiferencia religiosa tiene sed de
Dios, así mismo la crisis de valores llevan al hombre a buscar modelos que
llenen el corazón humano. Estas situaciones que pasan en el ser humano provocan la búsqueda de Dios, la admiración
por Jesucristo, la apertura al evangelio, el encuentro con Jesús tal como
ocurrió con Saqueo, la Samaritana y a partir de allí nace el seguimiento a
Jesucristo. San Pablo de perseguidor de la Iglesia, paso a ser un gran
discípulo.
En el mundo universitario está presente la
indiferencia religiosa, es decir los jóvenes no afirman, ni niegan a Dios, se
considera indiferente a lo trascendente, a las acciones evangelizadoras y de la
fe. Sin embargo, cuando Dios toca el corazón del joven nace una inquietud de
conocerle, buscarle y seguirle. En palabras de la hermana Glenda en una de sus
canciones decía “nada es imposible para Dios”, esta afirmación es actual, pero
hay que sembrar, tocar, llevar la alegría del Evangelio a todos y todas en los
diferentes contextos de la vida.
La etapa
Catequética para los que optan por el
Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación. Tiene
un carácter de fundamentación y sistematización; para ello inicia al catecúmeno
en la historia de salvación, en los valores evangélicos, en la celebración
cristiana y en la vida de la caridad. El objetivo de esta etapa es la
conversión radical a Jesucristo como sentido de la vida. "Este 'sí' a
Jesucristo, plenitud de la Revelación del Padre, encierra en sí una doble
dimensión: la entrega confiada a Dios y el asentimiento cordial a todo lo que
El nos ha revelado. Este sí es posible por la acción del Espíritu Santo" (Sastre,
s/f)
Hay un dicho que
dice: “Nadie ama lo que no conoce…” en este sentido la persona que se adhiere a
Jesucristo tiene que estudiar las Sagradas escrituras, teología y
filosofía para tener conocimiento, es decir hay que estudiar,
profundizar , reflexionar ,orar en el conocimiento de Dios y dar
razón de la fe a la comunidad. Unos lo harán en las pequeñas comunidades de
base, otros en centros superiores como los institutos y universidades
católicas.
La formación
teológica, doctrinal, pastoral y actitudinal es muy importante en los todos los
bautizados, para establecer diálogos con otros disciplinas del saber humano. La
falta de formación ha llevado a muchos católicos a unirse a otros movimientos
en estos últimos diez años, por ello la catequesis debe estar presente en los
niños, jóvenes y adultos; en las familias, comunidades de base, en todas las
estructuras de la diócesis; de tal modo que todos lleguen al conocimiento de la verdad (1
Tim2,4)
La etapa pastoral
para
los fieles cristianos ya maduros en el seno de la comunidad cristiana. Educa de manera
permanente en la fe y en la comunión paterna; esta etapa ayuda a madurar la síntesis fe-vida en la comunidad
cristiana por el cultivo de la espiritualidad y la maduración del compromiso
vocacional desde la vida teologal. "El bautizado, impulsado siempre por el
Espíritu, alimentado por los sacramentos, la oración y el ejercicio de la
caridad, y ayudado por las múltiples formas de educación permanente de la fe,
busca hacer suyo el deseo de Cristo: "Vosotros sed perfectos como el Padre
celestial es perfecto" (
Mt.
5,48).
Los
cristianos adheridos a Jesucristo y
formados en la fe, deben seguir actualizándose para responder a los retos y
desafíos que nos plantea la sociedad de hoy. Los laicos tienen la palabra, para
dar respuesta a los hechos y acontecimiento de la vida política, social,
económica, religiosa y cultura.
Una manera de
educar a todos es el testimonio de vida, para hacer creíble la fe que
profesamos en la comunidad; el bautizado
que reflexiona sobre la
caridad debe demostrar con hechos
concretos la fe porque la fe sin obras es muerta; por ejemplo ser respetuoso
con los demás, tratarlos y acogernos con sencillez; responder a las necesidades
de sus hermanos que pasan hambre, dolor o enfermedad de tal manera que miremos
en el prójimo a cristo.
Concluyendo podemos decir que la acción misionera está
dirigida para los no creyentes y a los
que viven en la indiferencia religiosa. La acción catequética a los que se
adhieren a Jesucristo, es decir a los que libremente acogen la fe, dicen si al
Señor, estudian de manera sistemática a
la luz de la fe y la razón la doctrina de Jesucristo y el magisterio de la
iglesia a fin de dar razón de la fe a sus hermanos(as). Finalmente la acción
pastoral es la actualización de la fe de modo que seamos luz, testimonio, y testigos de Jesucristo en la comunidad. Es
la maduración de la fe fruto de la reflexión y oración. Las tres etapas tienen
que tener como base la oración personal y comunitaria.
La nueva evangelización
Juan
Pablo II (1995), al comenzar el Tercer Milenio nos llamó a "remar
mar adentro" y comprometernos en una "Nueva Evangelización":
"Nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión". Se debe evangelizar a las personas y también
a la cultura.
La nueva evangelización
es una respuesta a los nuevos contextos del mundo de tal manera que el
Evangelio llegue a impregnar en la mente y los corazones de las personas;
tengan un encuentro con Jesús como lo hizo Saqueo, la Samaritana, Pedro, Pablo
entre otros. Fruto del encuentro nacen
hombres y mujeres nuevos(as)
dando testimonio de vida y hacen
creíble la evangelización.
Cabe formularnos
un interrogante ¿Cómo evangelizar al hombre de hoy?, se puede responder
diciendo con el uso de las nuevas tecnologías para llegar a todos, actualizar
la fe a la realidad de hoy, promover encuentros de dialogo entre la fe y la
cultura, responder a los hechos y acontecimiento de la realidad internacional,
latinoamericana, nacional, regional y local a luz de la Palabra de Dios y del
magisterio de la Iglesia de este modo se evangeliza a las personas y la
cultura. Con la finalidad de renovar al hombre, tenga una profunda experiencia
de Dios, redescubrir la belleza del Evangelio; es decir hombres nuevo,
renovados en la fe, esperanza y caridad.
Para Benedicto XVI (2001), la nueva evangelización es enseñar el arte de vivir
según Jesucristo. Jesús dice al comenzar su vida pública: Él me ha ungido para
llevar las buenas nuevas a los pobres (Lc 4, 18); y esto quiere decir: Yo tengo
la respuesta a vuestra pregunta fundamental; os enseño el camino de la vida, el
camino de la felicidad, mejor dicho: Yo soy ese camino.
La nueva
evangelización es vivir la vida de cara
a Dios, es vivir según los valores que nos propone Jesucristo. Es amar al
prójimo, responder a sus necesidades, es vivir el estilo de Jesucristo, es un
dialogo de la fe con la cultura. Frente
al estilo de vida que nos ofrece la sociedad moderna; todo fácil y mediático,
una vida moral sin
principios en la economía y en
las familias etc. Para el Papa la nueva
evangelización es ser santos cada día y llevar esperanza y amor a aquellos que
no conocen a Jesucristo o no han tenido experiencia de Dios.
La Nueva
Evangelización según el papa Francisco
(2013) consiste en dar testimonio, con la vida hagan visible el Evangelio y
despierten la atracción por Jesucristo, la belleza de Dios, por otro lado ir al
encuentro de los demás.
El
testimonio de vida y de la fe es el
signo de la nueva evangelización en los contextos de la vida social, económica,
cultural religiosa y política. El testimonio provoca admiración, redescubrir la
fe en aquellos que se han alejado de la madre Iglesia y de Dios; lleva al
encuentro con Jesucristo, es motivación
y reto; por otro lado puede ser motivo de adhesión a Dios.
Para ser
el testimonio de vida es necesario el encuentro con Jesucristo cada día en la
oración personal y comunitaria, la asidua lectura de la Sagrada escritura, la
frecuencia de los sacramentos, el amor al prójimo todo ello van configurando al bautizado en un persona
virtuosa, admirable por su estilo de vida cristiana; todo ello le lleva a
irradiar paz, serenidad, confianza en los demás, servicio a sus hermanos y hermanas de la comunidad.
Desde este
horizonte los bautizados deben “Ir al encuentro de los demás…” en palabras de
papa Francisco “Ir a la periferias” para hablarles de esperanza, misericordia,
a los hermanos y hermanas que se han alejado de Dios o que viven en un estado
de tinieblas, dialogar con los que tienen fe o no la tienen de tal manera que
el resucitado vuelva a encender los corazones.
CSLL
(27.4.14)