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domingo, 7 de octubre de 2012

EL MATRIMONIO Y LA UNIDAD FAMILIAR

Mc 10,2-16

El evangelio de Marcos nos presenta la pregunta de los fariseos a Jesús: ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? “Al principio de la creación Dios “los creo hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Es la respuesta de Jesús.
¿Por qué es fundamental la unión entre los esposos? ¿Contribuirá la unión de los esposos en la salud mental, espiritual, emocional y psíquica de los hijos/as? ¿Cuál es mi aporte de esposa-esposo a la consolidación de la unidad familiar? ¿Fomento espacios para cuidar la unidad de la familia? ¿Por qué los matrimonios entran en crisis, en dramas muy tristes y dolorosos? ¿Qué necesitan los matrimonios de hoy para construir  familias unidas en  bien de la sociedad? ¿Se podrá construir familias unidas sin la presencia de Dios?
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)  informa que, del 2000 al 2010, los divorcios y separaciones se han incrementado en un 51,52 %. La municipalidad de Nuevo Chimbote el año 2009 registró 73 casos de divorcios, según informe de CECOPROS. La misma fuente informa que el 42% de casados en matrimonio civil se divorcia en la provincia del Santa; el 70% de parejas divorciadas proviene de padres divorciados. De seguir así, ¿qué ejemplos estamos dejando para los hijos/as y las futuras generaciones? ¿Qué va a pasar en la sociedad de Chimbote y del Perú?
La propuesta que nos trae el evangelio de Marcos es “lo que Dios a unido que no lo separe el hombre”. Este es el reto y el desafío para toda la sociedad en su conjunto. No podemos renunciar a la unidad de los matrimonios y las familias. Así como se crea espacio para facilitar el divorcio se deberían crear espacios para fortalecer la unidad familiar, ofreciendo un trabajo digno, salarios justos para su alimentación, salud, vivienda, recreación y educación. Los matrimonios y familias necesitan ser acompañados en sus procesos de crecimiento.
Estamos a tiempo de trabajar por la unidad de los matrimonios y las familias; debe ser un eje transversal de todas las instituciones públicas y privadas que constituyen la sociedad para construir familias unidas y hacer realidad el proyecto y sueño de Jesús: familias unidas y felices.
(Mg Carlos Santisteban LLonto, docente