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jueves, 20 de febrero de 2014

JESÚS Y LA LEY

Mt 5,17-37 
El Evangelio de Mateo nos habla de normas, leyes y mandatos como el perdón, verdad y el juramento, para que tengamos vida y no la muerte. El Salmo 118 nos dice: “Dichoso el que camina en la ley del Señor”. Desde este horizonte podemos preguntarnos ¿Estoy caminando en la ley del Señor?, ¿estoy haciendo el bien y la voluntad de Dios?, ¿buscamos al Señor, cuando nos apartamos de sus leyes?

Constatamos en los diarios y  televisión situaciones de violencia a los niños, jóvenes  y ancianos; bullying y racismo. Todo ello  genera dolor y muerte  en los seres queridos, amigos y una preocupación para la sociedad civil; de otro lado hay una tendencia a construir las relaciones interpersonales en base al  engaño en casi en todos los ámbitos de la vida social, este hecho tiene como base el relativismo. Las normas tienen una relación con la ética y podemos afirmar que la sociedad está en crisis de valores y pobreza espiritual.

El Papa emérito Benedicto XVI decía: “El desarrollo humano debe ser integral”. El país tiene un crecimiento económico importante, pero hay otras estructuras que no van a la par con la economía como la educación, política, cultura y lo social donde se percibe muchas debilidades que nos llaman a la reflexión y a la toma de decisiones para, construir una sociedad más humana y reconciliada con el prójimo y el ser divino.

El Evangelio de Mateo nos hace una invitación, un llamado a vivir en los caminos del Señor, volver la mirada al Dios de la vida, a recibir su perdón, ello implica que nos esforcemos cada día porque la vida cristiana es lucha interior para  hacer siempre el bien y evitar el mal; tener el coraje de decir siempre la verdad, amar la vida y defenderla en todas sus formas. Con nuestras solas fuerzas no podemos, necesitamos de la gracia de Dios y su auxilio. Necesitamos fortalecer el espíritu  cada día con la oración, el amor al prójimo y participar de la vida de los sacramentos.

A modo de cierre podemos decir que vivir los mandatos de cara a Dios es esforzarnos y pedir la ayuda de Dios cada día para dar testimonio y hacer creíble  la dicha de ser discípulo y misionero en el contexto donde nos desarrollamos. ¡Qué el Señor nos ayude a ser mejores personas¡


  Mg Carlos Jorge Santisteban LLonto. (Docente Uladech-Católica SPES) 14.2.14